La multitud estaba reunida en el estadio de fútbol, esperando ansiosamente el inicio del partido. Todo parecía normal, pero entonces, algo extraño comenzó a suceder.
Los fanáticos empezaron a gruñir y a moverse de manera extraña. Las caras de los jugadores se transformaron en máscaras siniestras, mientras que la multitud parecía estar bajo un hechizo.
De repente, el balón se elevó por los aires y comenzó a girar más y más rápido, como si estuviera poseído por una fuerza maligna. Los jugadores corrieron tras él, pero sus movimientos eran torpes e inhumanos.
Entonces, la pelota se detuvo de repente en el aire, y la multitud comenzó a gritar enloquecida. Un silencio sepulcral cayó sobre el estadio, y todos los ojos se dirigieron hacia el centro del campo de juego.
Allí, en el círculo central, se materializó una figura oscura y tenebrosa, emanando un aura de maldad pura. Era el demonio del fútbol, el ser malvado que se alimenta del fervor de los fanáticos.
La multitud comenzó a gritar y a correr en todas direcciones, pero era demasiado tarde. El demonio del fútbol había llegado, y no había escapatoria. Todos quedaron atrapados en un eterno partido, jugando y sufriendo por la eternidad.
Desde entonces, el estadio se convirtió en una leyenda oscura, una historia que se contaba en voz baja en los círculos de los fanáticos del fútbol. Y aquellos que se atrevían a acudir allí, nunca volvían a ser vistos de nuevo.